Gallos Choros

Red Bull. Toro Rojo. Brilla el sol sobre Valparaíso en este sábado 29 de abril de 2017 y la Plaza Sotomayor está llena de jóvenes con yoquei. Sobre la pasarela un par de no tan jóvenes MC chilenos (SEO2 y el beatboxer Mr. Androide) conducen el asunto y hacen a los miles de jóvenes reunidos mover sus brazos extendidos en abanico de 45 grados hacia el suelo. Esto es Red Bull y la bebida energética homónima abunda por acá igual que la marihuana de buen buqué. Estamos en la final nacional de freestyle rapero. Para los neófitos, el freestyle es una técnica de rapeo que combina la impovisación con el duelo ante un contendor que arma frases igual de agresivas como creativas al ritmo de bases hiphoperas dispuestas por un DJ. Red Bull le llama a este show "Batalla de los Gallos". No es casual que estemos en el corazón del Barrio Puerto. A Red Bull le gusta Valparaíso. Red Bull organiza el Valparaíso Cerro Abajo (Red Bull auspicia un equipo de Fórmula Uno, para que se hagan una idea del peso de esta marca global que promete darte alas). Y aunque la cosa es full producción y el VIP es bien pelolais, esto que está pasando en Plaza Sotomayor no es ni más ni menos que una batalla de payadores, muy parecida a las del campo chileno pero bajo los códigos del hip-hop. Los jóvenes de yoquei apauden y gritan a sus ídolos del freestyle sin saber quizá que están presenciando el símil de un clásico contrapunto de payas al más puro estilo de Casablanca. En vez de guitarrones de 25 cuerdas, las cuerdas que valen acá son las cuerdas vocales. Las reglas son claras: hay una estructura rígida de número de versos para cada contendor. El otro replica. Dos turnos cada uno. Importante: se puede ofender con el micrófono pero no con las manos. No se permite el contacto físico. La batalla es con palabras y rimas. El jurado decide. Esta tarde de soleado sábado está compuesto por el productor Cenzi, los MCs chilenos Cristofebril y Tom Crowley, más el argentino Dtoke y el venezolano MCKlopedia. Los jóvenes de yoquei gritan a sus ídolos igual que los fans de la lucha libre gringa (esa estúpida coreografía de golpes simulados entre gordos en zunga). Los miran. Los admiran. En el VIP también se fuma yerba y se beben latas de energética. La primera batalla enfrenta a PepeGrillo y a un MC de pantalones arremangados y falta de sol en las pantorrillas. Se agreden verbalmente en torno a temáticas como si lo que hacen es poesía o basura o si en anteriores versiones fueron salvados de la derrota sólo porque entre el público estaban sus amigos gritando. Los jóvenes de yoquei aprueban con gritos y manos arriba las agresiones verbales mutuas. Igual que en las payas, acá está en juego el honor y el ingenio al momento de agredir verbalmente al rival. Siguen los duelos. Todos terminan en un abrazo cordial. Curiosa situación: al momento de ofenderse mutuamente pareciera que todo vale, pero al terminar el tiempo de cada uno viene un abrazo similar al de dos boxeadores que agotados se felicitan mutuos en un sudoroso apretón. La pelea termina con dos tipos de pie. Uno ganará, claro, pero ambos saben que llegar al final del round ya es un mérito que merece un palmoteo en la espalda. Termina la jornada en Valpraíso. Arturo Prat observa desde su monumento. Finalmente, Benjamín "PepeGrillo" Urbina, de tan solo 18 años y oriundo de Santiago, será el encargado de representar a Chile en la Final Internacional de Red Bull Batalla de los Gallos que será en México. PepeGrillo se ve flaco y joven, pero igual que en Plaza Sotomayor en las tierras aztecas se botará a choro y tratará de agarrar pal hueveo a otro finalista fristalero botado a choro. El verbo será el principio y el final. Él seguro que irá tranquilo nervioso. Pasará el detector de metales sin problema. PepeGrillo subirá desarmado al escenario en México. No necesita pistola. Es un gallo choro: en vez de balas, dispara con palabras.