Ni tan Bella

Durante una semana, al inicio del denominado “estallido social” del 18 de octubre, Valparaíso fue asolado por la violencia. Una danza en torno de locales saqueados, barricadas y una policía y militares claramente superados por una crisis que, a diferencia de lo planteado por la prensa del duopolio, todos –salvo la miope elite chilena- hace varios años venían venir. Los saqueos duraron varios días y dejaron el centro de la ciudad puerto tapizado de planchas de acero para contrarrestar el vandalismo. En Viña del Mar en cambio, todo era paz y tranquilidad. Un contraste evidente que al pasar de los días tendió a matizarse: las protestas se hicieron habituales en calles donde no había memoria de la acción del guanaco y las piedras. Los viñamarinos percibían ya no por la tele ni las redes sociales el picor del gas y el aroma a neumático en llamas. Otros, revelando un comportamiento más que cuestionable de parte de Carabineros, llegaban de urgencia al hospital Gustavo Fricke en busca de atención tras sufrir el impacto de balines o bombas lacrimógenas. La pesadilla para muchos en la ciudad jardín se hacía realidad mientras el gobierno parecía no avanzar hacia respuestas más satisfactorias ante las demandas ciudadanas extendidas por todo el territorio nacional. Así las cosas, Viña dejaba de ser una “ciudad bella” y enfrentaba las secuelas de las más grandes movilizaciones sociales de los últimos 30 años en Chile. El gobierno no aparece. Lo que sí aparece en redes sociales es una convocatoria a Reñaca, barrio playero acomodado y hasta ahora indemne y ajeno a las movilizaciones. Medio en broma y medio en serio se enarbola la consigna de “los flaites a Reñaca” y al parecer a algunos les da miedo y se organizan bajo chalecos amarillos. Uno de esos sujetos, de origen estadounidense abre fuego contra la multitud y deja a una persona herida de bala en un muslo. Luego se va tranquilamente a su casa y ahí habría sido esperado pacientemente por la policía mientras emitía una explicación del hecho vía Youtube. Ya en la previa, Carabineros había demostrado un trato cordial hacia quienes portaban la famosa casaquilla reflectante, pese a su comportamiento violento. No es lo único: pese a que el alto mando ya había hablado de restringir el uso de la escopeta antimontines, en Reñaca se repitieron los casos de heridas graves en globos oculares, sumándose a un vergonzoso récord mundial de este tipo de lesiones en protestas similares o incluso más multitudinarias. Al cierre de estas palabras, el gringo con antecedentes de vínculos con supremacistas blancos en Estados Unidos y gente relacionada con la derecha chilena actualmente en el poder, quedó en prisión preventiva enfrentando el cargo de homicidio frustrado.