El otro Viña

Lejos de la playa. Lejos del Reloj de Flores. Lejos del casino. Lejos del Samoiedo. Mucho más lejos de Jardín del Mar hay otro Viña del Mar. Uno que vive sin alcantarillado ni transporte público ni alumbrado. Donde para ir a trabajar y estudiar hay que embarrarse sí o sí. Donde ir al centro a hacer algún trámite implica un viaje no tan distante en lo físico como la distancia emocional de saberse ignorados por una ciudad pretenciosa que parece vivir sólo en verano y para los no viñamarinos. Es la población Manuel Bustos, en la parte más alta de la denominada Ciudad Jardín. En su momento fue la toma más grande de Chile. Hoy, gracias a la organización de los pobladores -que hoy incluso desarrollan talleres productivos- parece abrirse una brecha de esperanza para ellos. El sueño de tener casas sólidas. El sueño de ir a trabajar o estudiar sin recibir miradas de rechazo sobre sus zapatos embarrados. El sueño de ser viñamarinos pero ya no de segunda clase como se les ha hecho sentir en tantas ocasiones. Que ya no tenga que ser necesario llevar fotos grandes de la población y su gente al centro de esta “ciudad bella” para que sus habitantes los vean y los reconozcan.