Los desafíos de la democracia chilena

Juego de Votos

Dijeron que con el voto voluntario y la inscripción automática iban a sufragar 4 millones de chilenos, en su mayoría jóvenes. Nada de eso pasó. Dijeron que en las primarias presidenciales con suerte participaría el 10% del patrón electoral. Llegó al 22 por ciento. En la centro-izquierda ya se sienten ganadores con Bachelet aunque para ello deban convivir con visiones casi antónimas. El mejor pegamento: la ambición de (recobrar) poder. En la derecha han sufrido un torbellino de situaciones que van desde candidatos con dineros en paraísos tributarios no declarados, primarias y hasta súbitas crisis de depresión que no podían resultar más sintomáticas del momento electoral que vive este sector. Por eso las acciones de los encuestadores van a la baja. No le achuntan ni porisacaso. Para qué hablar de las cifras oficiales que de tan mala calidad ni siquiera pueden decirnos cuántos somos los chilenos. El 17 de noviembre entonces se resolverá mucho más que quién aparecerá en la foto de la banda tricolor que acompaña como un panóptico a todos los funcionarios públicos chilenos. Se definirá también cómo es esto de ejercer el derecho a votar sin estar obligado. O si los jóvenes efectivamente creen que hacer comentarios en Facebook o Twitter es más democrático que sufragar. O si la repartija de votos de nueve candidat@s a presidente en la histórica papeleta tiene algún impacto en el modo en que se gobierna después. Eso y mucho más se medirá en noviembre, y a tres meses del asunto sólo queda claro que hay tres tipos de mentira: las mentiras a secas, las mentiras abominables y la estadística.