La ley de la calle

Antes se llamaban marginales. Vagabundos. Mendigos. Pordioseros. Hoy se les denomina "personas en situación de calle". Un eufemismo de los más finos. Como el otrora "asesora del hogar" para referirse a las personas que realizan las tareas domésticas mientras los dueños de casa trabajan para pagar por una vivienda que sólo usan para dormir. Como si al llamarlos personas en situación de calle, por arte de magia, dejaran de comer de los basureros o dormir ebrios para tolerar mejor el frío que ya se asoma por Valparaíso. Son quienes hoy viven sin techo. Sin casa. Sin cama. Sin dignidad ni futuro. Prefieren el centro de la ciudad. Obvio: en el plan está el comercio que les ofrece sus sobras y los autos para cuidar y las esquinas para machetear unos pesos. Personas que dependen de los baños públicos y la caridad y que no acceden fácilmente a esas cosas que para quienes dormimos en una cama nos resultan tan obvias como el agua de una llave, una cocina o una tele para ver antes de quedarnos dormidos. Quizá porque viven en el centro se han hecho más visibles durante el último tiempo en Valparaíso. La avenida Brasil, Errázuriz, las proximidades del Mercado Cardonal o la Plaza Echaurren son espacios donde hoy florecen las carpas, las casuchas o simplemente los colchones usados por personas que no tienen donde refugiarse y que temprano deben desarmar sus jergones y deambular nuevamente por la ciudad para sobrevivir un día más y morir de a poco en cada jornada en que pese a todos los intentos por evitarlo, la noche los volverá a aplastar contra el suelo.