Valparaíso Bombardeado

Valparaíso es una ciudad bombardeada. No es primera vez. Ya lo había sido en 1866. Claro, hoy no son cañones españoles los que golpean sus muros sino los rayados. Se trata de los “tags” o “throw up” firmas básicas o más elaboradas hechas por grafiteros solos o en grupo y que hoy cubren cada espacio disponible. En esta edición especial de El Plan abordaremos este fenómeno urbano que se inscribe dentro de la cultura global del grafiti pero en su expresión más básica: el rayado del seudónimo (chapa) de un individuo o de un colectivo (crew) en la mayor cantidad de lugares posible. Si es un sitio de difícil acceso, mejor. Si la firma se elabora más y se pone en el vagón de un tren, lo máximo. La proliferación de este tipo de rayados mantiene a las autoridades y vecinos de Valparaíso en un estado que mezcla molestia y resignación. Claro, todos ellos hoy aplauden el “street art”, esos murales grandes y coloridos que abundan en el centro y los cerros y que los turistas fotografían con ganas. Pero el tag es rechazado por todos salvo quienes lo ejecutan. Donde la enorme mayoría de los porteños sólo ve rayas, sus cultores ven signos de identidad y pertenencia. Las firmas se repiten: Plus, More, BCHS, Seos, Pegk, Robe Fore, y un largo etcétera. Los ejecutores se superponen: rayan con su “chapa” personal y al mismo tiempo con el nombre de su “crew”. Muchas veces los grupos e individuos se combinan en una trama caótica que obedece a normas no escritas pero que se respetan. ¿Qué hay detrás de este bombardeo de firmas? ¿Qué mueve a quienes se lanzan con sus tarros a marcar la ciudad? ¿Arte? ¿Vandalismo? ¿Diversión? ¿Un enorme negocio? ¿Luchas de ego? ¿Necesidad de reconocimiento? ¿Rabia? ¿Apropiación del espacio público? ¿Por qué Valparaíso les resulta tan atractivo? No tenemos las respuestas, pero sí los micrófonos, las cámaras y el deseo de aportar a la conversación sobre el tema. Lo hacemos desde el periodismo y el amor por nuestra ciudad dando espacio a diversas voces que algo tienen que decir sobre Valparaíso, su patrimonio y su espacio público plagado hoy de nombres que algo nos quieren decir aunque no lo comprendamos a primera vista.